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Aventuras y desventuras de una Gran Cacho de Perkins

28/11/09

¿Dónde están mis sábados? ¿O son los domingos?

Hola a todos.

Estoy ahora mismo estudiando un fenómeno bastante común, pero no por ello bien conocido, que es el del "finde-relámpago". Dícese del entorno de espacio de tiempo entre el viernes por la tarde (digamos, hora aproximada del final del trabajo, sea cual sea) y el domingo por la noche, que tiende a cero (o a menos) a medida que pasan los años.

Y es que yo me acuerdo de los fines de semana de mi niñez, que eran una maravilla porque eran dos días enteros para jugar, ver la tele, salir a dar un paseo, ver a la familia... parecían interminables, se disfrutaban sin pensar, y el lunes llegaba y tú tenías la sensación de "jo, cuánto hace que no veo a mis amigos, ¿qué habrán hecho en todo este tiempo?", y cuando estabas en clase dedicabas horas y horas a contarte cosas, porque era casi como volver de unas mini-vacaciones.

Después, pasamos a los fines de semana de la juventud, en los que el viernes por la tarde se iba uno con los amigos a dar una vuelta, a tomar un café, a planear el "finde" en definitiva. El viernes y el sábado noche se salía religiosamente y sin excepción (al menos, en mi caso, que me salía urticaria de sólo pensar en un viernes o sábado noche en casa), y aún te quedaba el sábado por la mañana para ir a por el pan con las amigas, después de comer para salir a tomar un café, el domingo por la mañana para el partido con el equipo de volley y el resto para estudiar, ver la tele y, cómo no, salir un rato a jugar un futbolín, que es que no nos habíamos visto bastante.

Luego, llegó el tiempo de la uni, y para mí el extranjero, claro. Y en fins, no voy a negar que entonces ni sabía cuándo era fin de semana porque la fiesta empezaba el martes... pero ahí las cosas se me empezaron a ir de las manos. Vamos, que aunque también tenía la sensación de que un sábado y un domingo cundían más de lo normal, empezó a achicarse la cosa y a reducirse cuando quedaba con alguien para tomar un café el sábado, y nada de tiempo después nos despedíamos y era domingo por la tarde, sin comerlo ni beberlo (bueno, comer y beber sí podíamos, pero ni nos enterábamos, oye), pero en cualquier caso nos había cundido un ratazo la conversación... Y bueno, hay que considerar también el tiempo de exámenes, en el que el fin de semana te daba para algo, pero cada vez menos, la verdad... Ahora que lo pienso con distancia histórica, me parece que en aquellos tiempos alguien tuvo que tropezar con el botón de la aceleración de la Tierra o algo, jorobando para siempre el espacio-tiempo de manera al principio imperceptible, pero cada vez más trágica a medida que iban pasando los años...

Porque, vamos a ver, desde que empecé a trabajar de una manera más o menos "seria", me doy cuenta de manera más dramática de que tiene que haber al menos un día en la semana que me roban, aún no sé si es el viernes, el sábado, el domingo, o los tres. No sé quién es el desgraciao que lo quiere para sí, no sé cómo me lo quita sin ser interceptado por el collejón que le daría yo si me enterase en el momento, no sé qué forma misteriosa y manipuladora tiene de actuar, que me pilla siempre desprevenida, y de repente es domingo por la noche y no he hecho ná. Como ahora, que ya me voy a ir a dormir y me da la sensación de que hoy he vivido sólo 5 minutos, y sé que mañana me levantaré, limpiaré un poco y habré empezado a corregir dos líneas cuando... ¡chas! serán las nueve del domingo, tendré el sueño de la muette y ese sentimiento temblón en la boca del estómago cuando pienso "madre, madre, que mañana es lunes". Y lo peor es que no habré terminado de corregir, no habré hecho nada de lo que tenía previsto este finde "sola en casa", hoy NO HE SALIDO DE FIESTA (ni ayer) y dará igual, porque no me habrá servido de ná...

Así que quiero saber qué pasa con mis sábados, o con mis viernes, dónde están. Lo mismo me los están abonando a una cuenta secreta y me los devolverán con intereses el día de mañana (bueno, eso si queda dinero en las Arcas para pagarme una pensión con la que pueda tener la compostura de saber en qué día vivo - ¿he dicho pensión? ¡¡madre, esto es peor que cuando empecé a fijarme en las tiendas de muebles!!), pero si es así, ya podían decírmelo, ¿no? Que te pilla de sopetón y no sabes qué hacer con tu vida. En fins, no sé si os pasa lo mismo, pero lo único bueno que yo le veo es que igual de rápido que pasan los findes, también suele pasar gran parte de la semana, de manera que la vida transcurre entre un "Anda, qué guay, pero si ya es viernes" y un "¿Ya es lunes? ¿pero pon keeeee?". Así que nada, feliz domingo, o lunes, o lo que sea. SMUAK!
Jomments:
Jajaja, sólo te ha faltado añadir el clásico: "y cuando te quieres dar cuenta ya tienes XX años, la gente te cede el asiento en el metro, sólo hablas de achaques..." Un beso y ¡disfruta del domingo!
 
Joer, el día que alguien me ceda el asiento en el metro... espero que aún haya tiempo hasta entonces, porque si me pasa dentro de poco te advierto que me quedo en el sitio, pero mue-ta!!
 
Yo hace no mucho cedí el asiento a una chica en el metro y casi me mata con la mirada. Creía que estaba embarazada pero parece ser que no. Mira que Alberto a menudo se ríe y me dice que algún día alguien me va a partir la cara por la calle pero jamás imaginé que sería por algo así.
 
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