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Aventuras y desventuras de una Gran Cacho de Perkins

12/3/08

Ella es así

Ella, para mí, es la Reina de las Historias. Siempre tiene una que contar para cada ocasión, en la que claramente puedes ver lo que ella quería transmitirte. Cuando va a empezar una de sus historias, se hace siempre la interesante con una laaarga introducción, mientras dobla, retuerce o simplemente juega con un papelito entre sus manos. Entonces, levanta los ojos y mira al vacío, como si lo estuviese viendo todo otra vez en ese momento. Y sé que lo ve ya que, con esa memoria de concurso de la dos, seguro que recuerda cada detalle y hasta el color de la camisa de quien aparece en el relato. Habla despacio, con un brillo especial en los ojos, disfrutando cada momento. Sonríe y te mira en los momentos clave a los ojos, como diciendo: "atenta ahora, que viene el giro inesperado". Y cuando al final cuenta la gracia de la historia que has estado escuchando durante media hora, no puede evitar unas risas y le salen unas lagrimillas de "momento épico", a fuerza de reír.

Mis favoritas son sus historias dentro de la Historia, donde entre generales, partidos políticos, batallas, cárcel o república, me doy cuenta de que es un personaje vivo de esa Historia que estudié en el Instituto, y lamento no poder preguntarle más sobre ciertas cosas porque, aunque se sepa los entresijos de todas las épocas que puedo recordar de la Historia Moderna, siempre cuenta lo divertido, lo curioso, lo interesante y anecdótico, dejando lo malo, lo triste, lo amargo del recuerdo para el tintero; con su pluma de la memoria escribe sólo frases para sonreir, que las de llorar ya nos encargamos los demás de grabarnos en el corazón las que más nos duelen a cada uno. Por eso me encanta cómo habla de su marido, que murió hace ya 50 años. Lo tiene presente cada día, y en lugar de la tristeza que me embargaría si perdiera al amor de mi vida, lo recuerda siempre con alegría, entre agradecida y divertida. Siempre cuenta las gracias que él hacía, lo que le gustaba comer, la de cosas que sabía, la broma que le gastó a tal o a cual, los dichos que más le gustaban... y siempre parece el mejor de los hombres, y nunca parece que se fuera hace tanto tiempo. Sólo se permite un día al año de ser débil y ceder a la tristeza, que es por supuesto el aniversario de su muerte, pero sólo porque ella lleva todos los aniversarios a rajatabla.

Ella siempre perdona, nunca olvida, y te recuerda aquello que hiciste cuando eras un "mico" o un "burriatín", una y mil veces. Recuerda todos los cumpleaños y los santos (que ella ha decidido los días correctos para cada uno) con rigor, y le fastidia en extremo si alguien no se acuerda de los suyos, aunque luego nunca dice nada. Disfruta con todo tipo de sorpresas, y hace añísimos, cuando podía venir cada viernes a casa a comer, pasar la tarde e incluso cenar con nosotros viendo el "Un, dos, tres", siempre traía alguna: fresas con nata, un bizcocho de "El Corte" que nos encantaba, o un juguete, o montaditos de nata... siempre había algo para nosotros en cuanto cruzaba la puerta. Además, le encanta todo lo bello, lo especial, lo exclusivo, ( y lo caro, que no en vano nos ha contado que su abuela era duquesa), y observa cualquier regalo con ojos iluminados de sibarita empedernido, que a pesar de tenerlo todo siempre quiere algo más, de otro color, con otro brillo... y entonces te vuelve a explicar que con su primer sueldo se compró lo primero una sombra de ojos porque "era" muy coqueta, y que a partir de entonces, siempre que podía se permitía algún que otro "caprichito". Disfruta cada cosa nueva, cada detalle; compra siempre los Reyes con varios meses de antelación y no puede evitar comentarte, como el que no quiere la cosa, que ya lo tiene todo y que ya verás este año... entonces, le encanta el ritual de negarse a contestar cada pregunta y cada súplica para que dé una pista de lo que puede ser, y al final, mientras te cuenta todo lo que ha comprado para el resto de la gente, ves que se tiene que morder la lengua para no revelar un solo detalle de lo tuyo, y con cada persona hace siempre lo mismo.

Otra cosa que me encanta de ella es que es la tranquilidad en persona, pero siempre con esa mirada inteligente y una sonrisilla pícara en el cargador, preparadas para disparar a la primera ocasión que se presente. Se mueve despacio y con parsimonia, y si alguien se pone nervioso le espeta diciendo: "vísteme despacio, que tengo prisa". No se altera por (casi) nada - el (casi) es a veces mi padre, cuando se centra en sacarla de quicio y chincharla-, pero le encanta picarse un poco si alguien se mete con ella para hacerle de rabiar. Siempre juega conmigo a las cartas después de comer, si es que se queda despierta (que ella siempre ha sido de muy buen dormir). Muchas veces juega al solitario horas y horas mientras se saca alguna historieta de la manga, pero su juego favorito es el chinchón, donde tiene una debilidad: los ases y los doses - ¡no puede evitar llevárselos cuando caen a la mesa, los necesite o no! Y la técnica no le funciona siempre, pero nunca la he visto enfadarse cuando pierde, lo cual hace muy agradable pasarse las horas muertas jugando y hablando con ella. Y siempre murmura sonidillos cuando se pone a pensar en cambiar de jugada, como si fuera a tararear una canción... ni que decir tiene que eso es tan "suyo" que lo disfruto como si aún fuera una niña.

Dejó de trabajar joven y le encanta ser "jubilada prematura". Por eso, se dedica a "sus labores", lo que en muchos casos significa "sus aficiones". Le encanta coleccionar cosas: sellos, monedas, papeles, figuritas de cristal... Cada vez que quiere ordenar su cuarto trastero y lo saca todo de los armarios, aquella pequeña habitación se convierte en el paraíso de los descubridores, ya que tan pronto aparecen papeles de mediados de siglo, como grandes gafas de sol, como monederos o sombreros antiguos. También le gusta el arte y la historia, sobre todo la de los reyes. Antes solía hacerme ropa para las muñecas y se quejaba amargamente de la figura de una en especial, que como era tan "pechugona" y tenía luego esa "cinturita", no sabía dónde meter el resto de tela. También hacía mucho ganchillo como si le saliese solo, como por arte de magia, de sus manos cerradas en torno al metalcillo diminuto. Ahora ya debe de cansarle todo eso, pero te arregla cualquier prenda en un tristrás, mientras que, por supuesto, te cuenta la historia de éste o aquel otro traje que tuvo, de su abrigo de pieles o del pañuelo que se compró en tal o cual ciudad.

Y es que otra fuente inagotable de historias son sus muchos viajes por Europa, de los que le gusta también enseñar fotos y los recuerdos que compró allí. Por ella empecé a tener este ansia por viajar y ver cosas nuevas, y siempre me pregunta qué nuevos planes aventureros tengo, qué ciudades voy a ver, qué ciudades he visto... Y siempre se queda con la copla y me vuelve a preguntar la próxima vez que hablamos si al final fui, y si he visto algún lugar de los que vio ella, empieza a preguntar si estuve aquí o allí, si vi tal monumento o entré en tal museo. Se acuerda de todo, me cuenta cosas que muchas veces ya busqué cuando estaba allí porque había escuchado la historia tantas veces que mi corazón casi estalla de gusto cuando al fin las encontré. Se lo cuento y respira hondo y muy orgullosa, y son momentos especiales porque las dos sabemos que hemos sentido lo mismo, que nos entendemos, que la "chispa" sigue ahí.

En fin, podría seguir aquí horas y horas contándoos cómo es, porque es genial y soy su fan número uno. Sé que no es perfecta, que tiene sus manías, que no siempre ha sido como yo la he conocido... pero todo me da igual. Ella es así, como os he contado, de las mejores personas que la vida me ha dado. La quiero desde que soy capaz de recordarla; son casi 30 años ya, y nunca me ha gritado, me ha dicho algo que me doliera o ha dejado de acordarse de mi. Y me encantaría grabar en mi memoria todos sus gestos y sus historias y su voz y su olor y sus risas...

Porque ella es así, y siempre lo será mientras yo siga pudiendo contar sus historias, mientras la recuerde como os lo acabo de contar, y cuando al contarlo levante la vista al vacío y la vea ahí, como siempre, sentada en su sillón, haciendo un solitario, sabré que vive todavía y me alegraré, me alegraré mucho por haberla conocido. Y no parecerá que ya no está entre nosotros desde hace un tiempo...

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