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Aventuras y desventuras de una Gran Cacho de Perkins

17/1/09

Niños, jóvenes "pubertarios", estrés y más niños...

No os lo vais a creer, pero yo tuve una época, hasta los 17 años más o menos, en que me gustaban los niños. Y los veía y me hacían gracia, y si conocía a los padres los cogía en brazos, jugaba con ellos y me los conseguía ganar para que fueran adorables... Bueno, pues esa época está muy, pero que muy lejos, ya que ciertos acontecimientos en mi vida alejaron de mí aquel sentimiento maternal y me acercaron más a comprender a mi padre cuando, a mi muy tierna edad, me hizo la confesión de que no le gustaban los niños (cosa que me dejó unos segundos sin respiración hasta que añadió la frase salvadora: "sólo los míos"Uff.).

Una de esas cosas es, lamentablemente, haber trabajado en un colegio en España. A mi me gusta mucho enseñar cosas que parecen incomprensibles, contar historias, ayudar a resolver problemas, aclarar dudas... me encanta ser profesora, pero (y todo tiene un pero en esta vida assurda) no me gustan demasiado los niños. Y menos los niños histéricos, gritones, puñeteros o violentos. Quizá un poco cuando tienen chispa, o se alegran de verte, o tienen el día tonto y se portan bien. O bueno, si lloran tampoco puedo soportarlo y se me deshace el alma en pedacitos. O si son niños de mis amigas, pequeñines y tiernos, entonces vale: tengo momentos de babeo máximo y se me derrite el corazón de riquines que son. Incluso podría reconocer cierta debilidad por éste o aquél. Pero dejando aparte esta experiencia reveladora que me ayuda a mantener las puertas de una futura maternidad al menos entornadas, no, no me gustan demasiado. Y esta experiencia se ha visto reforzada al empezar mi trabajo en un instituto alemán.

Os lo voy a contar y así comprenderéis también el por qué desde agosto no he vuelto a escribir... (Aunque ya pensé en escribiros cuando llevaba dos semanas de aventuras, pero como no vi yo mucho impacto de mis posts, pensé que nadie lo leía... que nooo, retiro lo dicho. No, también estaba hecha polvo (expresión que acabo de enseñar a mis principiantes y les ha gustado casi tanto como contestar un sentido "fataaaaal" cada vez que les pregunto el típico "¿Qué tal?" al empezar una clase), siejke no veáis cómo dehgasta el instituto... Al final, cuando conseguía levantarme de la cama (taaaarde) el finde me ponía a preparar cosas para la siguiente semana y ná, se me pasó un finde (también se lo he enseñao: "¿Qué tal el finde?" Me hace una gracia cuando lo dicen...jijiji) y otro finde, y otro finde... Hasta llegar a estas tesituras, medio año después, que se dice pronto).

Bueno, ¿por dónde empezar? Digamos que la primera semana fue lo más horrible que me ha pasao a nivel profesional en años y años. Fue peor que la primera clase que di, que tuve que repasar los pronombres personales de objeto directo e indirecto y fue un infienno... Fue peor que aquella vez que intenté que un grupo de adorables abueletes leyeran un texto sobre los Paradores Nacionales de más de 20 líneas. Definitivamente, fue peor que la primera vez que intenté explicar qué leches es eso del subjuntivo, y peor aún que aquella vez que una señora de muy mala leche se cerró en banda en una audición y no había manera de que se relajase y me dijera alguna palabra de las que entendía (que era imposible que no entendiera al menos una). Fue infinitamente más horrible que cuando otra señora se me apuntó al seminario "los éxitos del verano" sin poder siquiera presentarse, porque "como ya sabía español su marido, le podía ayudar...". Fue mucho peor porque fue un cúmulo de esas situaciones, pero de corrido durante toda la semana. Intentaré jomentarlo un poco más (jo, hay que ver todo lo que he ejkrito sin llegar al grano todavía):

Aquel día llegué pensando que tan horrible no iba a ser, porque por el momento y hasta que me incrustaran las clases de alemán (toma ya, diréis vosotros, más chula que un ocho es la assurda, clases de alemán en Alemania... que nooo, que son clases para niños de padres inmigrantes) sólo tenía una hora (de 45 minutos) en 6º de inglés (11 tiernos añitos, diréis vosotros, pan comido para Mari... JA!). Llegué incluso una hora antes para hacerme con el lugar. Lo primero, es que una está más que confusa cuando al fin encuentra la sala de profesores en un cole con varios edificios en el que nadie repara en una, y cuando entra se encuentra con más de noventa compañeros de los que no se sabe el nombre, no se sabe el apellido, no se sabe qué asignaturas dan (cada uno da al menos dos) ni en qué clases. Además, en esa sala del infienno hay chopecientos mil corchos todos con informaciones super importantes para que tú llegues a tu clase, no haya clases descontroladas, las notas se pongan los días que se tienen que poner, que el instituto no explote... Claro, yo llego de novata y necesito al menos una hora para encontrar mi sitio en el mundo.

Una vez estudiados todos los corchos y en vista de que no me tocaba hacer ninguna sustitución (que hubiera sido en el primer día lo que me faltaba) me encaminé a preguntar mesa por mesa quién más tenía una clase de 6º y qué tenían pensado hacer. De lo del material Montessori me dijeron que no hacía falta que me preocupara en un principio, y que iban a repasar. También me dieron ánimos diciendo que mi 6º era el mejor, que eran super riquines y que tenía mucha suerte de que me hubiera tocado esa clase. Así que contentísima me fui en busca del Arca (la clase) perdida, y cuando llegué entré super animada en plan profesora riquina y les empecé a espetar en inglés "How are you? My name is... What´s your name?" etc., a lo que ellos muy animados me contestaron...

... a grito pelao, en plan "¿QUÉEEEEE?", "PERO PERO PERO QUÉ DICEEEE" y cosas por el estilo, y no sé como, de repente tenía una clase de niños gritadores que no había manera de controlar, dos se estaban pegando puñetazos el uno al otro, uno chiquitín que parecía el amigo de las gafas del de "aquellos maravillosos años" pero con cadena al cuello y una camiseta de AC/DC se había tirado al suelo, las niñas daban grititos, los otros niños decían assurdeces y se las reían los unos a los otros... y yo allí en medio intentando poner orden, llamando la atención a los unos, sujetando a los otros... tal debacle, tal batalla, tal despropósito educativo no los había yo vivido nunca en toda mi carrera, y ya a los 5 minutos de haber pisado la clase tenía tal dolor de cabeza que no se me pasó hasta el día siguiente. Ni que decir tiene que las primeras preguntas fueron las únicas palabras en inglés que pude pronunciar en toda la clase, y en las siguientes. Aquello fue definitivamente lo que se llama mal comienzo de morirse, los chavales se me habían desmandado y, aunque en las siguientes clases les puse un código estricto de normas (según ellos, parece ser que no soy lo suficientemente estricta - mecachis!! Pero si la Rottenmeyer era un cúmulo de dulzura a mi lado después de aquella primera hora de clase!!) y les mantuve más o menos a raya, realmente lo del inglés no se lo tomaron en serio... hasta hoy, que después de cargarme a media clase (siendo infinitamente magnánima, que si hubiera sido justa me aprobaban 5), gracias a Santo Tomás de Aquino me han incrustado una clase de niños aún más pequeños, que son más manejables y me tienen un poco más de respeto, porque la tutora de los primeros ha vuelto de su permiso de maternidad y es profesora de inglés (toma!!)

Aquel día volví a casa y me acosté porque no podia ni pensar, ni actuar, ni preparar clases ni nada. Tras UNA horita de nada!!!!!!! Y esto es un breve ejemplo de las perlas de la vida del profesor en una Gesamtschule alemana, que ni decir tiene que he tenido muchas más, pero para que os hagáis una idea de lo que yo he llegado a echar de menos a mis adultos de la Escuela de Idiomas, a mis vagos estudiantes de la Uni, a los profes a los que enseñaba español en la academia... cuánto he echado yo de menos a esa gente, madre mía. Pero bueno, ya estamos a casi 6 meses de aquello y después de infinitos cambios de horario, de no obtener las clases de alemán sino de inglés para los chavales de 17 años (comentando sonetos de Shakespeare como mínimo), que tiene tela, de discutir de notas con chicos de 18 que se piensan que con sentarse en la silla en mi clase aunque sea de espaldas a la pizarra y escribir tres líneas por pregunta en el examen tienen todo el derecho a aprobar, con chicas de 19 que son "super guays" y "nuuuunca" en la vida han sacado un notable en español y demás alegrías, ya estoy perfectamente adaptada a la escuela, me sé dónde está cada clase, reconozco a más de la mitad de mis compañeros ya sea por el nombre de pila o por el apellido y por todas partes me dicen que a ver si me puedo quedar en el cole definitivamente ... Algo es algo. Seguiré luchándolo, pero os puedo garantizar que, de momento, los niños siguen sin gustarme demasiado.

Un besote a todos, seguid bien. Otro día os cuento cosas divertidas del cole, que también las hay, conste.
Jomments:
Jé, lo que yo decía: el mundo por montera.
En cuanto al título y contenido del post...estoy seguro que hay un camino de matices que llega hasta el otro lado ¿cómo?¿que no? ¿Apostamos? Vente a cenar a casa y Te lo demuestro.
Terron
 
Jo, qué rapidez jomentadora!!!
Sí, bueno, Terron, si lo que quieres es enseñarme otra foto tuya de niño chiquitín como aquella que tengo atesorada desde hace años pues claro que se me va a poner cara de ñoñis y voy a sufrir de B.S.R. (Babeo Sin Remedio), pero vamos, eso casi se podría incluir en el grupo de niños de amigos, y eso no vale porque ahí ya he dicho que soy débil... muy débil...
 
No, no: me refiero a niños genéricos (o dicho de otra manera, Niños No Jugadores; NNJ), mis ponfollos infantiles se quedan en casa. Y Te voy a dar sólo uno de los argumentos para abrir boca:
Los niños insoportables (y sus padres principalmente) no gustan ni a los que son muy niñeros.
El resto de argumentos se centran en Ti únicamente.
Terron
 
Jaajajajaja! Yo tampoco me refería a los NNJ sino a niños de verdad, de apigossss, sobrinitos postizos, vamos.

Iría gustosa a cenar a tu casa mañana mismo si pudiera, a pesar de que no me gusta nada esa seguridad que tienes de poder demostrarme lo que años de experiencia me han mostrado... Por otra parte, podría apostar contigo, si no fuera porque sé que cuando pierdas luego no pagarás el precio... jijijiji
 
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