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Aventuras y desventuras de una Gran Cacho de Perkins

12/5/07

Pergeñando...

A ver, que como os ponéis tan duros conmigo, voy a tener que ejkribir alguna cosa, un "lo que sea" para que no os enfadéis, jo, qué chungos. Así que os voy a jomentar una anésdota que demuestra el eterno retorno de lo mismo.

Sábado, 9 de la mañana. S. y yo tenemos que prepararnos para una larga jornada de cargar muebles (tales como una vitrina, una cómoda y otros enseres que he heredao de una compi), estamos casi listos cuando, de repente, escuchamos una trompeta en la lejanía... Nos paramos, nos miramos e ignoramos esa primera llamada, ¡a la cual sucede otra!

Nos precipitamos hacia la ventana y vemos esto en la calle:


Una colunna de personas vestidas de aquesta guisa, tan medievales ellos, con caballitos, estandartes, trompetas y... ¡tambores! en mitad de esta calle tan de la cuenca minera del Ruhr, tan urbana ella y tan industrial... Siejke me persiguen!! (por cierto, esa es la preciosa calle en la que vivo, y el mega super chino que me han plantao enfrente para que nunca me falte la soja en casa, cosa que con un vegetariano delosquenocomennimolujkines no te creas que no se agradece a veces...).



Y en esos momentos recordé, no sin nostalgia, amigos mios, el odio consumado que les tenía a los intrépidos componentes de la banda de mi pueblo, que tenían a bien (las criaturitas, ellas, qué majos, mekagüen) ensayar sus mono-tonas melodías (o sus asincrónicos maltratos al tambor o cualquier otro instrumento que osara caer en sus manos sin una pizca de miedín) justitito detrás de mi casa, de manera que una ya subía y bajaba las escaleras a golpe de marcha militar, mal que bien, todos los domingos, festivos y días de guardar, porque ¡para qué van a ensayar cuando la gente no les puede escuchar mientras estén en el cole o en el trabajo, protegiendo sus tímpanos de semejante tormento! ¡No, hombre, no! mejor el fin de semana, y si es antes de los exámenes, pues cuenta doble!! Así se podían apreciar con mucha más exactitud todas las estridencias trompetiles y demás elementos de esa típica muestra del arte de nuestros tiempos, llevado a cabo por delicados capullos de nuestra sociedad actual...

En fín, he aquí otro elemento de la columna, enmarcado por la preciosa vía del tren que casi se incrusta (todos los días cada media hora) en mi salón, a la que tenemos S. y yo especial cariño y que enriquece con cada pasada del tren nuestra vida en esta estupenda y bonita ciudad... Ni que decir tiene que esta foto es muestra de la armonía que reina en la zona, ya que el progreso no tiene por qué ser la ruptura con las tradiciones (aunque cuesta que no veas acostumbrarse a la imagen, ¿eh?), aunque ni el más pintao supiese en un primer momento qué era todo aquello, ni lo había visto anunciado ni era una tradición que se conociera de forma general en la zona...


Bueno, como última muestra de la genialidad de esta fiesta (que por lo visto es una especie de marcha de las diferentes compañías de la ciudad (?) que durante tres días enteros celebran el día del trabajo, porque ellos lo valen, que no porque sean alemanes van a llevar ellos a rajatabla lo de que es EL día del trabajo, y no LOS TRES días del trabajo, pero bueno...), una foto de mis preferidos: los de la plumita, que eran en parte los tamborileros de la jornada (os recuerdo que estamos hablando de un fin de semana a las 9 en una calle normal de la ciudad), de los cuales el jefe me gustó un montón, pero voy a dejar sin subir la foto al blos para que me mandéis vuestras innumerables cartas con el dibujo de cómo podría ser el jefe y participéis en el concurso del mejor alemán jefe-pluma de nuestra página güess...
En fins, como os decía, lo mismo siempre retonna eternamente, y los tambores siempre me encuentran a mi. Ains, lo que es el destino... Un besote a todos, nos leemos en dos meses (como muchísimo, jejejeje)







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